Conectar: reflexionen sobre lo
aprendido durante esta serie. ¿Qué
mensaje les impactó más? ¿Por qué? ¿Qué están aplicando a su vida de pareja?
Crecer: lean juntos Efesios 5:24-31
Hoy día las palabras
MATRIMONIO y CRECIMIENTO parecerían ir de contramano. La gente suele decir
cosas como -- “si te casas, olvídate de
tus sueños. Olvídate de crecer en tu carrera”. Muchas películas comienzan
así: el tipo que tenía grandes sueños pero tuvo que casarse. Pero la Palabra de
Dios nos enseña algo totalmente diferente: nos dice que Dios diseñó el matrimonio
para hacernos crecer. Cuando el Apóstol Pablo dijo estas palabras,
sembró una revolución, porque nadie en su época veía así al matrimonio. En
aquella época había tres culturas y ninguna pensaba esto: Los judíos
tenían “teóricamente” un concepto alto del matrimonio, pero la práctica del
divorcio se había generalizado tanto que rompía tanto con el matrimonio como
con la dignidad de la mujer. Según las enseñanzas del rabino Hillel, un hombre podía divorciarse de
su esposa si esta arruinaba la comida poniéndole demasiada sal, si hablaba con
otro hombre, si hablaba mal de sus suegros, si tenía mal carácter o si discutía.
Obviamente, la esposa no tenía este derecho. Los griegos estaban aún
peor. El filósofo Demóstenes decía “tenemos
cortesanas para el placer, concubinas para la cohabitación y esposas para
embarazar y engendrar hijos legítimos”. En roma la situación era
diferente, pero igualmente triste. Tanto hombres como mujeres tenían un
concepto del matrimonio totalmente contractual. Se casaban y de divorciaban
tantas veces como querían. El matrimonio no tenía nada que ver con el amor, era
una herramienta para ascender de clase social o para pagar deudas. Así que
estas palabras fueron revolucionarias hace casi son mil años, y me imagino que
a esta altura todos estamos conscientes de que lo siguen siendo. Estos
versículos hablan del matrimonio como un compromiso santo, para toda la vida,
de amor y respeto las 24hs del día, los 7 días de la semana.
1.
Para que aprendamos a amar.
Lean juntos 1 Juan 4:7, 20, 2 Corintios 5:19.
Amar a nuestra pareja las
24Hs del día, los 7 días se la semana no siempre es fácil. Nuestra pareja es la
persona a la que más amamos, pero es también la persona a quien más herimos con
nuestro pecado. Por esa razón muchos matrimonios llegan a odiarse. Como pastor
escuché esta frase muchas veces -- “odio
a mi esposo/sa”. Y es comprensible, porque el odio es la reacción natural
de una persona ante la agresión. Pero la gran diferencia entre el odio y el
amor es que el odio es una emoción y el amor una decisión. El odio fluye, el
amor tiene que ser aprendido. Odiar es el reflejo propio de nuestra naturaleza
pecadora, pero amar es un aprendizaje que nos acerca a Dios…
¿Por qué razón es más fácil amar a Dios que a nuestro prójimo? ¿Qué
significa que los cristianos tenemos el “ministerio de la reconciliación”?
¿Cómo deberíamos aplicar ese principio cuando estamos enfrentando crisis que
amenazan la unidad de nuestro matrimonio?
2.
Para formar en nosotros un corazón de siervo.
Lean juntos Filipenses 2:4 y Deuteronomio 24:5
El egoísmo es una de las
razones por la cual mucha gente decide no casarse. Al mismo tiempo, muchos hombres
se casan con la idea de conseguir una “esclava doméstica”.
¿Qué nos manda hacer Dios con nuestro esposo/a? ¿Cómo cambiarían cosas si
ambos lo pondrían en práctica? ¿Qué le hace más feliz a mi pareja, cómo podría
brindarle felicidad esta semana?
3.
Para darnos pureza.
Lean juntos 1 Corintios 7:5
Históricamente se ha malinterpretado
este texto. Se nos ha enseñado que significa que de vez en cuando las parejas
deben dejar de tener intimidad sexual para dedicarse a la oración/ayuno. Pero
ese significado es erróneo. Los especialistas en Biblia lo interpretan de esta
manera: “si deben abstenerse de intimidad sexual, que sea por el menor tiempo
posible, para que la tentación no afecte su vida de oración”. Piénsenlo: el
sexo es algo santo, creado por Dios, y la Biblia dice que al disfrutar de
intimidad sexual con mi pareja puedo ser libre de la tentación y dedicarme
mejor a buscar a Dios.
¿Ven a la sexualidad como algo hermoso que Dios les ha regalado? ¿Disfrutan
de ella dándole gracias a Dios?
4.
Para forjar nuestro carácter.
Pocas cosas en el mundo deben ser tan hermosas como
mirar el horizonte desde el Aconcagua, la cima de América. Esa maravillosa montaña se formó porque hay una
inmensa falla en medio de dos placas geológicas, que constantemente están
presionándose una a otra. Si esa falla no existiera, en lugar de la cordillera
de los Andes tendríamos un desierto llano e inerte. Sería más fácil cruzar a
Chile para comprar cosas, pero el camino no sería tan hermoso. Lo mismo sucede
con el matrimonio: la convivencia de 24 horas, los 7 días de la semana, pone en
evidencia nuestras fallas, nuestros pecados y nuestros defectos de carácter.
Sin duda podés ocultarle tus miserias a tu jefe, o a los hermanos de la
iglesia, pero en tu casa esas cosas quedan más que evidentes. Por esa razón el
matrimonio nos da dos opciones: hacer de cuenta que el problema lo tiene “el
otro” y entrar en un conflicto constante hasta llegar al divorcio. O hacerme
cargo de mis defectos y trabajar en familia para corregirlos.
Lean juntos Romanos 5:3-4
Me dita sobre
tu vida: ¿Qué defectos de carácter se ponen en evidencia en mi vida
matrimonial? ¿Cómo dañan a mi familia? Ahora pregúntale a tu pareja ¿qué debería
hacer para empezar a cambiar?
5.
Para desarrollar nuestra misión.
Lean juntos Génesis 2:18
Cuando Dios pensó en una
esposa para el hombre, no dijo “voy a hacerle una compañía” o “una empleada”
sino “ayuda idónea, adecuada”. Esto nos recuerda que en el matrimonio hay un
sentido de propósito divino. Como dice el consejero cristiano Gary Thomas: “un matrimonio maduro se proyecta hacia
fuera de sí perdiendo no solo la tiranía de los deseos individuales sino
también de la tiranía de la comodidad de la pareja.”
¿Están
sirviendo a Dios juntos como pareja? ¿De qué manera podrían comenzar a servir
juntos, poyándose mutuamente en la FORMA que Dios les dió?
Adoración
Tengan un tiempo de agradecimiento a Dios por su
matrimonio. Por los momentos hermosos que disfrutaron, y por los tiempos de
dificultad que les hicieron crecer.
Algunos
pasajes para meditar:
Sobre aprender a amar: “La belleza del
cristianismo está en aprender a amar, y pocas situaciones de la vida lo prueban
tan radicalmente como el matrimonio. Sí, es difícil amar a su cónyuge. Pero si
realmente quiere amar a Dios, fíjese ahora mismo en el anillo que tiene en su
mano izquierda; dedíquese a explorar de nuevo lo que ese anillo representa y
ame apasionadamente, con locura, perdurablemente a la persona carnal que lo
introdujo allí.” (Gary Thomas)
Sobre aceptar los defectos del otro: “Si
tratas a un hombre tal cual es, seguirá siendo así. Pero si lo tratas como si
fuera lo que debe y puede llegar a ser, llegará a convertirse en un hombre más
sobresaliente y mejor.” (Goethe)
Sobre las crisis en el
matrimonio: “Nuestro
Señor ha ordenado soberanamente que nuestro proceso de refinamiento toma lugar
cuando pasamos a través de las dificultades, no alrededor de ellas. La Biblia está llena de ejemplos de aquellos
que han vencido al pasar a través del desierto, del mar Rojo, del horno
ardiente y finalmente de la cruz. Dios no protege a los cristianos de sus
problemas, sino que los ayuda a andar victoriosamente a través de ellos. La
lucha nos fortalece, nos da una fe más profunda. Pero ese resultado se alcanza
solo cuando enfrentamos la lucha de frente, no cuando escapamos de ella. Si su
matrimonio es difícil, arrodíllese y de gracias a Dios por haberle dado la
oportunidad de alcanzar un crecimiento
espiritual sin par” (Gary y Betsy Ricucci)
Sobre la importancia de
servirnos unos a otros: “Si el matrimonio
es una experiencia que desilusiona a muchas personas, la razón puede hallarse
en la pasividad de su fe. A la gente le disgusta que las bendiciones de Dios
solo puedan hallarse cuando se buscan persistentemente. Por lo tanto, al
matrimonio es tanto un regalo como una tarea que se debe realizar”. (Otto
Piper)